Resumen

El hermano de Isabel ha desaparecido. Un día, alguien se pone en contacto con ella y le dice que está vivo. A partir de entonces, la vida de Isabel cambiará por completo......

viernes, 15 de junio de 2012

Capítulo 38 - El despertar

El problema era... ¿Cómo hacerlo?
Corrí hacia la camilla de mi hermano, y le di golpecitos hasta que recobró la consciencia. Al fin y al cabo, no me había resultado tan difícil.
- ¿Y tú que eres, otra de esas putas con bata?- dijo mi hermano tan pronto como abrió los ojos y me vio. Empecé a llorar, no podía hacer otra cosa. Mi hermano..., después de todo lo que había pasado hasta reencontrarme con él y ahora...nada, no me reconocía.
- No, soy... tu hermana.- susurré, y me dirigí hacia la camilla de Lucas mientras mi hermano intentaba sentarse. Hice lo mismo con él.
- Lucas por favor dime que sí que sabes quién soy porque si no.., si tú tampoco..., yo... - dije de corrido.
- Isa? Isa, tranquila, no te entendí nada, despacito.
- Oh, gracias a Dios.- y le besé, y sonreí mientras lo hacía.
- ¿Estás llorando y riendo? - dijo mientras al igual que Daniel recuperaba totalmente la consciencia.
Desperté a los demás y cuando ya estuvieron repuestos les conté lo que me había dicho Marcos, y pregunté por qué mi hermano y los niños no me recordaban. María, como siempre en su papel de "madre", tomó la palabra.
-Verás..., hay una parte que no te ha dicho. Cuando nos extraen ese componente..., perdemos la memoria. Por eso no colaboramos con ellos. Al principio no se nota, pero a partir de las 24 horas se van perdiendo recuerdos y pocas horas más tarde ya no queda nada. A Dani y a los niños ya se lo ha extraído pero parece que nosotros nos hemos librado.
- Entiendo...- dije- Está bien, tenemos que salir de aquí.
- Eheheh, un momento, yo no me voy con vosotros a ningún sitio. - dijo mi hermano.
- Dani tío, vamos, haz un esfuerzo, los recuerdos aún siguen ahí..., hazlo por Elena.
- Elena..., Elena...Elena! Isabel! Yo...-dijo hacia mí- lo siento, siento lo que te dije.-dijo bajando la cabeza. Nos abrazamos con todas nuestras fuerzas.- En realidad no sé quién eres, sólo recuerdo lo mucho que os quería a ambas, aunque de maneras diferentes.
- Está bien, por el momento bastará.- dijo María.- Vámonos, yo llevo a los niños.
Salimos de esa habitación todo lo silenciosamente que puede salir un grupo de seis personas con dos niños.


No hay comentarios:

Publicar un comentario