"Has elegido mal tu bando. Que empiece el juego.
P.D.: Tu hermano te manda besos"
Lo compartí en voz alta con Elena y María, mientras mi voz temblaba, al borde del sollozo.
- Tranquila, aquí estamos a salvo.- me intentó tranquilizar María mientras me acariciaba el pelo.
- Y mi hermano?- pregunté ya llorando.
- Estoy completamente segura de que no le han hecho daño.
- ¿Y entonces por qué lo tienen secuestrado? ¿Para que lo quieren?
- Lo sabrás cuando sea el momento.
- Y cuando será eso? Cada vez que pregunto no hacéis más que darme largas....
- No merece la pena amargarte la existencia con detalles innecesarios. Lo único que tienes que saber es que tu hermano ha sido secuestrado por las mismas personas que ahora te buscan a ti, y que te mandan esos mensajes. Estás con nosotros para evitar que acabes en sus manos. No le harán daño a Daniel porque os necesitan.
Tras un minuto para asimilar lo que me había dicho, subí las escaleras y me tiré encima de la cama a llorar como cuando la desaparición de mi hermano era todavía reciente. Elena, que había permanecido como testigo durante toda la escena, subió las escaleras detrás de mí y se metió también en su habitación.
Me salté la cena, no tenía hambre ni ganas de levantarme. Toda la añoranza que sentía por mi hermano me había aplastado de golpe. Apenas dormí esa noche.
Los tres días siguientes fueron rectos y monótonos para mí. Estaba desganada, y en la casa intentaban animarme todos menos Lucas, que pasaba la mayor parte del tiempo fuera, con su nueva "amiga" Andrea, y estaba ajeno a cómo me sentía.
Al cabo de esos tres días, mi vida se normalizó todo lo posible en mi situación, y mi actitud volvió a ser la misma. Y, lo acontecido esa tarde fue el empujón definitivo.
Saliera a pasear con Elena por el centro del pueblo, cuando oí que alguien me llamaba. Cuando, al girarme, vi quién era no lo podía creer.
-Hola Marcos- le saludé cuando llegó junto a nosotras.- ¿Qué haces aquí?
- Me mudo temporalmente con mi tío.-dijo, señalando hacia la casa del alcalde y padre de Andrea.
- Ah.- fue lo único que pude decir.
- El destino nos ha hecho reencontrar.- dijo sonriendo. Tenía una preciosa sonrisa, pero la de Lucas la superaba, era mágica.
- Pero, por favor, no digas a nadie que estoy aquí.
- Está bien, pero con una condición.
- Cual?
- Que me concedas una cita mañana por la mañana.
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¡¡Pobrecitaaa!! Ojalá no le hagan nada al hermano!! D; Y para qué lo necesitan? O.O
ResponderEliminar¡Que le conceda la cita! ¡Que le conceda la cita! Y que Lucas los vea y se ponga celoso :D
Girl
Aaaagghhh!! Qué mal, Lucas! >_<' espero que las cosas se arreglen entre ellos...
ResponderEliminarTe está quedando muy bonita la historia! Ánimo! =)
Ohh! Jo, yo quiero saber porque secuestraron a su hermano! :) K fuerte lo de Marcos! Un besoo!
ResponderEliminarO.o que fuerte!!!
ResponderEliminarbueno por lo menos tiene a Marcos ya que el estupido de Lucas se ha ido con la guarra esa =@
Bsoos
hola! me encanta tu novela, sta genial! yo ya te stoy siguiendo desde mi twitter, ahh!, entra en mi nuevo blog http://every-little-part-of-me.blogspot.com spero q te guste! un beso wapa!
ResponderEliminarMe encanta este capitulo,Sobre todo Me ha encantado lo de que le pida una cita :D. Sigue a si :) Un besazo.
ResponderEliminarGracias por vuestro apoyo!! Sois geniales ;)
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